Pues esta mañana, ni corta ni perezosa, me he vuelto a poner las mallas deportivas, mi camiseta favorita (de una carrera que corrí en Cuenca hace unos años) y me he echado a la calle. Es la primera vez que me apetece salir a correr después de los 15 días que llevo viviendo en esta ciudad. Probablemente mi estado de "susto" casi permanente durante este tiempo me resta las energías necesarias para ello.
He seguido mi calle por un lado por el que nunca me había atrevido a ir. Ha estado muy bien. He encontrado un parque donde he podido dar un par de vueltas. El parque me ha gustado para volver con los niños, tiene mucha zona de columpios, grande y un chiringuito (aquí no se llamaría así pero ellos se lo pierden) donde hacen crepes. Puede estar bien como plan para alguna de esas tardes que no sabemos que hacer.
No es la primera vez que salgo a correr en Chicago, el sábado pasado hubo una carrera en la ciudad en apoyo a la lucha contra el sida. Mi marido me preguntó, cuando yo aún estaba en España, si quería correrla y yo, inconsciente de mí, le dije que si. Cuando llegó el momento no tenía demasiadas ganas, ya que los días que llevo aquí han sido de mucho desgaste, sobretodo emocional. No me apetecía nada ir, era domingo por la mañana, había que madrugar porque empezaba a las 9 y necesitábamos al menos una hora para llegar. Pero lo hicimos, madrugamos, cogimos el coche, luego el metro y llegamos al destino. El lugar era precioso, en el loop (el loop es el centro de Chicago), toda la carrera discurrió a lo largo del lago. Estaba muy bien organizada, había 3 categorías: 10 km, 5 km o 10 km andando. Hubo mucho avituallamiento de fruta, bebidas, barritas energéticas, cafés..., muchísima gente animando, chicas y chicos que habían preparado unos carteles totalmente caseros con frases que animaban a los corredores. Otros habían traído unos altavoces y un reproductor de música para animar la carrera. Otros hacían unas coreografías con unos pompones también caseros. Todo muy americano!!!!.
A mis hijos les encantó esta carrera, ¿qué porque?, porque les dieron barritas y bebidas energéticas, muchas...Jejeje. Bueno, también porque pudieron acabar la carrera conmigo. Casi llegando a la meta estaba mi marido esperándome con los dos niños para que pudieran cogerme de la mano y entrar conmigo en la línea de meta. Fue muy emocionante porque al verme entrar con los dos niños de la mano los gritos de ánimo y alegría empezaron a sonar más fuerte, a mi me daba un pelín de vergüenza pero quería hacerlo por ellos, para que se sientan orgullosos de su mamá y algún día se animen ellos también participar.
Tus hijos y tu marido tienen muchísimos motivos, además de la carrera, para estar orgullosos de ti!! Besos.
ResponderEliminarQue bonito nieves! Tu fuerza es impresionante!
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