Hemos aterrizado en Chicago. Lo hicimos el día 2 de septiembre de 2014. A mi marido y a mi nos rondaba la idea, hacia años, de vivir fuera de España durante un tiempo, principalmente para perfeccionar el inglés de nuestra familia y, por supuesto, para vivir esta experiencia.
Al fin, tras varios intentos, hemos acabado viviendo en Chicago. Mi marido trabaja en esta ciudad y yo hago de ama de casa. Es decir, tengo un trabajo muy sacrificado, poco recompensado y nada remunerado. Que le vamos a hacer, nadie es perfecto!!.
El día que llegamos a la ciudad, con un jetlag importante, la diferencia horaria es de 7 horas, y tras el vuelo que dura 9, recuerdo que lo que mas me preocupaba eran mis hijos, solo quería que ellos estuviesen bien y que no sufrieran demasiado con este gran cambio.
Creo que este primer día a ellos no les afectó demasiado, llevaban varios días sin ver a su papa y la alegría del reencuentro ocupó lo que quedaba de ese día tras nuestra llegada.
Los siguientes días si parecieron afectarles.
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